“No todo lo que brilla es dorado”
Esta crónica abarca un tema perteneciente a nuestra historia como país, que si bien ha sido abordado en su momento, parece ahora estar un poco olvidado. Esta dualidad que presenta entre lo oficial y lo social es exacta. El ingrediente de la corrupción, el olvido, la marginación y todo eso que de cierto modo nos caracteriza como argentinos, se hacen más que presentes aquí. Un relato que apunta siempre a un mismo destino, que ofrece evidencias previas de lo que va a suceder pocas páginas después, y que muestra este diálogo (ida y vuelta) utilizado eficazmente como herramienta para narrar el hecho.
La malversación de terrenos es lo que lleva como punto o eje central esta crónica, pero no la de cualquier tierra sino la de la correspondiente a los ex combatientes de las islas. Juego de intereses entre los que más tienen, que siempre son los que más quieren tener, en este caso, perjudicando a otros.
Aparece por parte de Martín, cierta compasión por aquel excombatiente, aunque me cuesta distinguir si es compasión o indignación, puede que ambos sentimientos se le mezclen y lo lleven a la conclusión de la crónica, que me parece más que oportuna, ese juego de preguntas y respuestas cortas que marcan el destino final de las cosas, en este caso el de los que no cumplen legalmente con los requisitos para obtener su casa propia, pero a quiénes tampoco (gracias a la corrupción nuestra de cada día, que como marca Martín existe hasta por debajo de la alfombra) se les vendrá a quitar este beneficio, porque pertenecemos al país que ve pero que calla.
Se nota que la posición de Martín como cronista es la de querer saber siempre un poquito más, muy observador, muy detallista y muy pensador, así se refleja en su propia crónica.
Galeano
Hace 13 años
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