Se pueden pensar en este cuento, al modo de Piglia, dos historias dentro de un mismo cuento. Por un lado, tenemos la historia uno en donde Mauricio es mostrado (por el narrador) como una persona querida por sus amigos, que encuentra en la fotografía algo que realmente siente y disfruta, pero por detrás de todo esto, tenemos a la historia dos, en la cual toda esa locura que parecía estar emparentada con la simpatía de Mauricio, se convierte en una locura ante la mirada de los otros, peligrosa. También comenzamos a entender que Mauricio es un personaje atravesado por el sufrimiento, lo que no cambia es su amor por la fotografía, amor el cual lo lleva hasta el extremo de fotografiar su propio suicidio.
Walsh utiliza distintos recursos a lo largo del cuento, la historia es narrada por distintos personajes, en distintos apartados que aparecen de manera fragmentaria. En ningún momento aparece una linealidad en el relato, ni temporal, ni espacial. Incluso, hasta aparecen partes de cartas. Al lector no le aparece toda la historia ya construída, sino que es éste mismo el encargado de ir armando la historia (como un rompecabezas).
Galeano
Hace 13 años
No hay comentarios:
Publicar un comentario