Un día de diciembre iba viajando en el tren hacia la zona sur, cuando interrumpió el viaje un vendedor ambulante, muy simpático y amable. El hombre vendía unas polvitos de colores y un molde redondo plástico, con eso y un minuto de paciencia se formaban unas pelotitas de esas que pican en el suelo. Mucha gente en el vagón, curiosa pedía el producto y hasta lo compraba, porque siempre hay algún sobrinito, ahijado, primito a quién regalárselo. En un momento dado, el hombre ofrece su producto a un nene que venía con su mamá, la madre puso cara de que no era buen momento de comprar nada, le dijo al vendedor, "la próxima, ahora no hay plata", mientras el nene miraba hacia abajo. El vendedor respondió "ningún problema, recuerde mi cara así sabe que soy yo el vendedor". La cara del nene decepcionado por el regalo que no fue, me impactó y por ello, busqué en mi monedero plata para comprarle uno, de paso me paré porque bajaba en la próxima estación. Nada fue necesario, el vendedor habló con un joven que estaba en la puerta justo para bajar, le dio en las manos una cajita de los polvos con el molde y le dijo, "dásela a ese nene de ahí". El joven acudió al pedido, se acercó y se lo dio. Los ojos del nene se iluminaron... la madre no comprendía nada y le decía al nene que se lo devuelva al joven... el joven bajo del tren y el vendedor le dijo a la madre "ya está, lo pagó él". El nene de la emoción que tenía y la confusión de cómo eso llegó a sus manos, abrazó a su madre.
No vi una escena tan tierna y tan llena de humildad hacía mucho tiempo.
Creo que el vendedor se llenó de alegría ante semejante gesto, el nene quedo sorprendido y agradecido, la madre igual... yo al igual que otros pasajeros que disfrutamos la escena, quedamos con una sonrisa en nuestro rostro, poco habitual en el viaje en tren.
En fin, momentos "kodak" para compartir.... Kodak porque son para sacar una foto instantánea y recordar siempre que hay gente buena que hace cosas buenas.
Galeano
Hace 13 años
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